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El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, inició este martes su primera visita oficial a México, en un contexto marcado por las exigencias del expresidente Donald Trump de endurecer las acciones contra el narcotráfico y la migración irregular.
Rubio se reunirá el miércoles con la presidenta Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional, antes de continuar su gira hacia Ecuador, donde sostendrá un encuentro con el presidente Daniel Noboa. Según el Departamento de Estado, el funcionario pedirá “acciones rápidas y decisivas” contra los cárteles, el tráfico de fentanilo, la migración irregular y la creciente influencia de China en la región.
Horas antes de su llegada, Sheinbaum advirtió que México trazará un límite claro a cualquier intento de intervenación militar estadounidense, luego de que Trump firmara una orden que autoriza el uso del ejército contra los cárteles. “No aceptamos injerencismo ni subordinación, solo colaboración”, subrayó.
Pese a sus diferencias ideológicas, Sheinbaum ha optado por una relación pragmática con Trump, replicando la estrategia de su antecesor Andrés Manuel López Obrador. México ha reforzado el control migratorio en la frontera, entregado a medio centenar de criminales buscados por Washington y adoptado medidas para reducir importaciones desde China.
Analistas destacan que la mandataria ha sabido equilibrar la defensa de la soberanía nacional con una disposición al diálogo, lo que le ha permitido mantener una relación estable con la Casa Blanca. Trump incluso reconoció públicamente su estrategia contra el fentanilo, un gesto poco habitual hacia un gobierno de izquierda.
Mientras la imagen de Estados Unidos se deteriora en México —91% de los mexicanos desconfían de Trump, según Pew Research—, Sheinbaum mantiene altos niveles de aprobación, con tres de cada cuatro ciudadanos respaldando su gestión y su manejo de la relación bilateral.
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