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En México, cerca del 30 por ciento de los alimentos se desperdicia a lo largo de la cadena agroalimentaria. Frente a esta problemática, se desarrolla una investigación interinstitucional que busca transformar residuos agroindustriales en insumos útiles para la salud. A través de la colaboración entre la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y el Centro de Investigación en Tecnología Aplicada (CIBA) del Instituto Politécnico Nacional, se aprovechan cáscara de ajo, flor de dalia, bagazo de café y caña de azúcar como medios para el crecimiento de probióticos.
Se ha determinado que estos subproductos, provenientes de Puebla y Tlaxcala, contienen compuestos benéficos como antioxidantes, antimicrobianos y fibra dietética, los cuales podrían ser empleados para mejorar la microbiota intestinal, facilitar la digestión y fortalecer el sistema inmune.
El proyecto contempla tres etapas. En la primera, se realiza la caracterización de los residuos para identificar los compuestos promotores de salud y su potencial como fuente de nutrientes para los probióticos. Hasta el momento, la cáscara de ajo y el bagazo de café han mostrado resultados prometedores.
Durante la segunda fase, se evalúan los efectos de estos compuestos en el desarrollo de los microorganismos y en pruebas in vivo, observando, por ejemplo, su impacto en la reducción del índice glucémico y el sobrepeso en modelos animales.
La tercera fase contempla la incorporación de estos extractos en alimentos compatibles. Se trabaja en el desarrollo de helados con pigmentos antioxidantes de flor de dalia, humus de garbanzo con cáscara de ajo y pechugas de pollo recubiertas con soluciones filmogénicas a base de bagazo de café. También se elaboran películas comestibles utilizando los cuatro subproductos.
El trabajo es liderado por especialistas de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, junto con estudiantes de diversos niveles académicos. Desde el CIBA, ubicado en Tlaxcala, se colabora con el suministro de muestras y el análisis instrumental avanzado de los extractos y sus aplicaciones.
Con esta iniciativa se busca revalorizar los residuos agroindustriales, resaltando su contenido biológico y funcional, y evitando su descarte en entornos urbanos o rellenos sanitarios. Se estima que el proyecto concluirá hacia finales de 2025.
Fuente: BUAP