A 65 días de haber recibido varios disparos durante un mitin en Bogotá, falleció este lunes Miguel Uribe Turbay, senador de 39 años, precandidato presidencial por la derecha para las elecciones de mayo de 2026 y uno de los más férreos críticos del gobierno de Gustavo Petro.
El atentado, ocurrido el 7 de junio, reavivó recuerdos de la ola de magnicidios de finales de los años ochenta en Colombia. Aunque el autor material —un menor de 15 años— y varios presuntos cómplices fueron detenidos, aún se desconoce quién ordenó el asesinato. Entre las hipótesis oficiales se encuentran la participación de la disidencia de las FARC conocida como Segunda Marquetalia o de una “nueva junta del narcotráfico”, aunque ninguna ha sido confirmada.
Uribe Turbay, miembro del partido Centro Democrático y cercano al expresidente Álvaro Uribe Vélez, fue visto como una figura emergente de la derecha colombiana. Su muerte llega en un momento políticamente sensible, a pocos meses de las elecciones y apenas semanas después de que su mentor político fuera condenado en primera instancia por soborno y fraude procesal, fallo que ha agudizado la polarización política.
El presidente Petro y el expresidente Uribe coincidieron en enviar mensajes moderados de condolencia, llamando a que la vida esté por encima de las diferencias ideológicas. Sin embargo, el crimen ocurre en un país con tensiones crecientes, reformas pendientes y un proceso electoral abierto, lo que augura un clima político aún más crispado.
Los restos de Miguel Uribe Turbay serán velados en el Congreso hasta el miércoles, en medio de un ambiente de duelo y expectación por el rumbo que tomará la contienda presidencial.
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